Quizás nunca has oído hablar de economías complementarias, de los llamados bancos de tiempo o de las redes de intercambio.
Pero seguramente SÍ has conocido esa ayuda comunitaria que había en los pueblos o en tu barrio. En la isla de Formentera era muy habitual -y aún lo sigue siendo- que las personas se ayudaran entre ellas. Así, quien había cosechado tomates los solía repartir entre sus vecinos, la persona que sabía coser arreglaba la ropa de los niños, cuando un pescador había tenido suerte acercaba algunos calamares a su hermano, el que tenía una taladradora la prestaba o si una persona tenía que ir al médico a Ibiza sus niños eran cuidados por una amiga. Y así se contruía comunidad.
Esta nueva red de economía complementaria recupera esa manera de hacer, de ser, en la que cada persona que vive en la isla aporta algo a los habitantes de la isla; ya sea su tiempo, sus conocimientos, sus habilidades o las cosas o productos que tiene. Podría definirse también como una RED DE INTERCAMBIO.
Hay muchísimas redes de economías complementarias en España y en el mundo. Suponen una auténtica revolución porque nos hacen partícipes de UNA ECONOMÍA MÁS HUMANA.
Y además fomentan valores y aspectos tan importantes en la época en la que vivimos como la sostenibilidad, la economía local, la cohesión social, la ecología, el fortalecimiento de recursos, la solidaridad o la soberanía ciudadana.
Puedes saber un poco más sobre el tema de la economías alternativas y su enorme potencial gracias a este fantástico documental: